domingo, 24 de febrero de 2008

Las algas representarán una auténtica revolución


Una de las grandes esperanzas de futuro para la producción masiva de biocarburantes, es la utilización de microalgas, pues, como ya indicaré más adelante, garantizan unas producciones por hectárea que rediculizan los actuales rendimientos de plantas como la colza o los cereales.

Las algas aportan además, la ventaja de que pueden ser utilizadas tanto para la producción de biodiésel como de bioetanol.

Aunque su utilización está aún en fase de investigación o de pequeños proyectos piloto, ya se adelantan algunas de las ventajas que reportará su uso:

- Crecimiento rápido, permitiendo una gran absorción de CO2, por lo que su ubicación estará, en la mayor parte de los casos, cerca de grandes emisores de CO2 como las centrales térmicas.

- Se trata de un producto que no compite en el mercado alimentario por lo que no alterará el precio de los productos destinados ni a la alimentación humana ni a la alimentación animal.

- Posibilidad de realizar una recolección diaria eliminando con ello la complejidad que actualmente representa el depender de cosechas con períodos de crecimiento de varios meses o anuales.

- No necesita agua potable. De hecho, se aconseja utilizar aguas residuales.

- Y por último, la mayor ventaja desde mi punto de vista y ya citada anteriormente: la alta productividad por unidad de superficie.

Aunque las algas pueden, mediante un proceso de fermentación alcohólica, estar destinadas a la producción de etanol, se están produciendo mayores avances en su uso para la producción de biodiésel. Se calcula que entre un 30 y un 70% del peso de las algas (en función de la especie), es aceite.
Este alto contenido en aceite junto con el rápido crecimiento que permite duplicar la masa en pocas horas, hace que las productividades esperadas, según los expertos, esté entre 58.000 y 136.000 litros por hectárea y año. Es cierto que el rango es muy amplio, pero, aún quedándonos con la cifra más baja, 58.000 l/ha·año, ésta es mucho mayor que las manejadas actualmente para otro tipo de cultivos. En el caso de la colza por ejemplo, el rendimiento rara vez alcanza los 1.500 l/ha·año y en el caso del girasol, los 1.000. De confirmarse pues estas cifras, estaríamos ante una auténtica revolución.

En cuanto al cultivo de las algas, éste puede realizarse en sistemas abiertos o en sistemas cerrados (biorreactores). Todo apunta a que serán estos últimos los que triunfarán, pues con ellos se mantiene un mayor control de las variables que inciden en el crecimiento (CO2, luz, temperatura, ...) y además, se evita o minimiza el riesgo de contaminación.

Para más información, aconsejo el siguiente enlace: http://www.oilfox.com.ar/principal.htm

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con las ventajas que se presentan. No obstante las desventajas no son pocas, y parece que superarlas no es tarea fácil.

Hasta ahora en el mundo existen pocas plantas capaces de producir de manera industrial microalgas. Los que ya lo hacen señalan que mantener la productividad de los cultivos de manera industrial no es fácil.

Por otra parte, sucede que la extracción del aceite en la microalga es un proceso costoso, del que hay que emplear energía.

Otra desventaja se encuentra en la especie que se utilizaría de manera industrial, ya que, puede suceder que a nivel de laboratorio pueda ser cultivada, y cuando se eleve a una producción industrial se den muchas dificultades.

Por otra parte, se hable que sirven para captuar CO2 de la atmósfera. No obstante, además de que sería necesaria energía para esa captación, al utilizarse como combustible volverían a emitir CO2 a la atmósfera.

Finalmente, hay que señalar que existen alternativas más limpias que están mostrandose mucho más competitivas que los biocombustibles como sería el caso de las pilas de litio, el hidrógeno, y la energía solar.