lunes, 26 de noviembre de 2007

¡El bioetanol ya no es el enemigo de las petroleras!

Hoy hemos visto con agrado cómo la Comisión Europea ha autorizado la unión temporal de la petrolera BP y la productora de alimentos e ingredientes Associated British Food (ABF) a construir y gestionar una planta de bioetanol en el Reino Unido que entró en operación el pasado mes de septiembre, y cuya producción se destina a la mezcla directa con gasolinas.
Aparentemente no deja de ser un proyecto más de los que todos los días se anuncian en Europa en relación con nuevas plantas de producción de biocarburantes. Pero no es uno más, y no es uno más porque en esta ocasión es una petrolera quien apuesta por el bioetanol. Se trata de BP, petrolera que en España forma parte de la AOP, entidad que claramente ha expuesto su rechazo frontal al desarrollo del bioetanol más allá de su uso como componente necesario en la producción del antidetonante ETBE.

En estos momentos se debate la nueva Orden Ministerial que establecerá los porcentajes obligatorios de biodiésel y bioetanol a suministrar por los operadores petrolíferos en los próximos años. Es pública y notoria la oposición que la AOP está presentando al primer borrador de esta Orden, y debo reconocer que si yo tuviera una refinería haría seguramente lo mismo. Pero como no la tengo, y me mueven otros intereses como la potenciación agrícola local y cercana, como la reducción de la dependencia exterior o como la disminución de las emisiones de contaminantes locales y globales, pues defiendo la necesidad de, cuando menos, favorecer al biodiesel y al bioetanol al mismo nivel.
Yo creía que todos los miembros de la AOP estaban bien cohesionados en este aspecto y que, más o menos, tenían la misma opinión contraria al bioetanol; sin embargo, parece que empiezan a verse las primeras grietas en esa supuesta cohesión. BP no parece ser tan anti-bioetanol cuando se implica en una inversión para su producción, lo que no deja de ser una excelente noticia. A buen seguro, los demás, tarde o temprano seguirán su ejemplo y sacarán provecho de ello. Es cuestión de esperar.

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jueves, 8 de noviembre de 2007

Alternativas a los biocarburantes

El pasado día seis de noviembre tuve la oportunidad de asistir a una conferencia del Profesor de Ingeniería Química de la Universidad de California (Berkeley), Tadeusz Patzek, que bajo el título “¿Cómo podemos sobrevivir a nuestro estilo de vida?” exponía claramente su rechazo a los biocarburantes. Debo reconocer que fue una charla muy interesante y para mí resulto curioso el poder ser testigo de una situación en la que se cambiaban los papeles entre audiencia y ponente respecto a lo que estoy acostumbrado. Habitualmente el ponente es pro-biocarburantes y la audiencia es, cuando menos, escéptica. Sin embargo, en esta ocasión, el ponente era anti-biocarburantes y la audiencia mayoritariamente favorable a los mismos, pues se celebró en Estocolmo, capital de un país totalmente comprometido con el bioetanol desde hace muchos años.
El Sr. Patzek no se acobardó y expuso con claridad y rigor todos sus argumentos y planteó sus preocupaciones ante una utilización a gran escala de los biocarburantes. Estas preocupaciones se resumen en dos: Cómo garantizar la biodiversidad y cómo utilizar los biocarburantes sin alterar las condiciones de vida y los ecosistemas de los países del tercer mundo.
Debo decir, que yo, como defensor de los biocarburantes también comparto esas preocupaciones, ¿cómo no?, y creo que cualquiera que esté un poco comprometido con la utilización de las energías renovables, trata de que éstas tengan el mínimo impacto posible en el ecosistema, porque precisamente de eso se trata.
Es por eso, y creo que ya lo comenté en algún artículo anterior, que la Comisión Europea va a incluir en la nueva Directiva de Biocarburantes, la certificación de procedencia de los mismos, penalizando a aquellos cuya producción haya representando la destrucción de humedales o selvas.
El Sr. Patzek aportó algunas soluciones alternativas, como la utilización de vehículos eléctricos movidos por energía solar fotovoltaica o hidroeléctrica. Soluciones, que al menos en Europa, no tienen mucho sentido, pues se trata de unas energías que tienen ya un gran desarrollo e implantación en Europa y afortunadamente cubren buena parte de la demanda eléctrica actual. El poner más hidroeléctrica o fotovoltaica, lo que nos permitiría sería prescindir de centrales de carbón, de petróleo o de gas, pero sería una equivocación sustituir el parque móvil por vehículos eléctricos, pues con ello aumentaríamos la demanda eléctrica e irremediablemente volveríamos a necesitar las centrales a base de combustibles fósiles.
Luego, no nos engañemos. Si compramos un coche eléctrico, aumentamos la demanda eléctrica y esta nueva demanda se cubre con energía fósil, porque la eléctrica renovable ya tiene un fin asignado.
Si esta solución es rechazable, mención especial merece otra de las soluciones aportadas: la utilización de GNC (gas natural comprimido) en los vehículos. No es mala solución si lo que pretendemos es alargar nuestro sistema actual, 50 años más. Y luego ¿qué?. Nos propone sustituir el petróleo, un combustible altamente contaminante y finito, por otro, un poco menos contaminante e igualmente finito. Sin comentarios.

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