Se veía venir
Los pronósticos se han cumplido, empezamos a ver el gasóleo más caro que la gasolina. Como ya indiqué en el artículo que sobre este mismo tema, publiqué el día 03/12/07, la única razón por la que el gasóleo mantenía un precio inferior al de la gasolina era el trato de favor que hacia el mismo le daba la fiscalidad. A pesar de este trato de favor, que bonifica en 10 céntimos por litro al gasóleo frente a la gasolina, la ley de la oferta y la demanda ha hecho que el precio del Diésel comience a dispararse. No hay que olvidar, que debido a la enorme dieselización del parque automovilístico, las refinerías son excedentarias en gasolinas y deficitarias en gasóleos, lo que evidentemente debe reflejarse de algún modo en los precios de ambos productos: a la baja en el caso de las gasolinas y al alza en el de los gasóleos.
Es evidente que los precios de los carburantes deben subir, pues el barril de petróleo está estableciendo récords de cotización prácticamente todos los días. Desde enero de 2007 hasta hoy, la cotización del barril Brent se ha incrementado en un 105% (más del doble en tan sólo 14 meses). En Europa esta subida no ha sido tan importante gracias a la fortaleza del euro y a la debilidad del dólar. En euros, la cotización del Brent se ha incrementado en un 69% en esos 14 meses. Es un incremento menor que el soportado por los estadounidenses, pero sigue siendo muy grande.
Esa subida no tiene porqué trasladarse en igual proporción al PVP de los carburantes, pues en el cálculo del precio de venta influyen en gran medida los impuestos, y otros costos como el refino y el transporte que no tienen razones para subir con el mismo ratio.
En el periodo citado, los precios de las gasolinas y de los gasóleos en España han subido un 17 y un 27% respectivamente. Hemos pasado de una situación en la que el precio del gasóleo estaba seis céntimos por debajo del de la gasolina, a un nuevo escenario en el que el Diesel se pone en cabeza con un PVP dos céntimos por encima del de la gasolina; y ambos, con unos incrementos en 14 meses, que ojalá no se trasladen en la misma proporción al resto de productos de la cesta de la compra.
Desde mi punto de vista, esto no ha hecho más que empezar. Hay tres variables que pueden hacer variar en gran medida el futuro de estos precios, y más concretamente, el del gasóleo:
- La paridad dólar-euro. En cuanto el dólar comience a fortalecerse, empezaremos a sufrir el verdadero incremento del precio del barril de petróleo.
- El desajuste oferta-demanda del gasóleo. Todo apunta a que en los próximos meses se va a incrementar aún más el déficit de este producto en España, lo que previsiblemente provocará una nueva subida de su precio.
- El impuesto especial de hidrocarburos aplicable al gasóleo previsiblemente se igualará al de la gasolina en los próximos años.
También es verdad, que un precio más caro del gasóleo, permitirá frenar el proceso de dieselización, y con ello reducir la demanda acercándola a la oferta, pero mucho me temo que este proceso tendrá una inercia de muchos años.
En cualquier caso, estas subidas no hacen sino justificar aún más la entrada de los biocarburantes en el mercado, ya que aportarán una mayor estabilidad o al menos, una mayor previsibilidad, a los precios.