martes, 30 de octubre de 2007

El apagón de Barcelona, ¿una consecuencia más del uso del bioetanol?

En un mes de sequía informativa como fue el pasado mes de agosto, había que encontrar algún tema que provocara el interés de la sociedad, y se encontró: “El bioetanol es el culpable de que suban los precios del pan, de la leche, del pollo, de los huevos, de ..., de todo”. Desde entonces hemos visto la noticia en repetidas ocasiones y en prácticamente todos los medios de comunicación. Ni los “gurús” de la comunicación contratados por los partidos políticos en las campañas electorales consiguen semejante efecto. No hemos visto datos que soporten este mensaje. Los únicos datos que hemos leído son los relativos a las subidas de los precios de los productos citados (hecho que es real), pero ningún dato que relacione estas subidas con el bioetanol.
Voy a tratar de aportar algo de luz a este asunto.
Según las informaciones aparecidas en los medios de comunicación, estos productos alimenticios son ahora más caros porque ha subido el precio del cereal (trigo y cebada) como consecuencia de la nueva demanda de esta misma materia prima para la producción de bioetanol.
Aunque a los que trabajamos en el campo de los biocarburantes nos gustaría que el bioetanol se estuviera utilizando ya, lo cierto es que no es así. Las primeras tres estaciones de servicio de todo el Estado con suministro de bioetanol, fueron inauguradas en Euskadi el pasado mes de junio. Este dato por sí solo, ya da una idea de la poca implantación lograda hasta la fecha por el bioetanol.
Sí es verdad que en el Estado existen tres plantas productoras de bioetanol a partir de cereal, pero el bioetanol que producen se utiliza en la fabricación de un compuesto denominado ETBE que es el antidetonante que sustituyó al plomo en las gasolinas. Pero esto no es nuevo. Llevamos años utilizando este aditivo producido a partir del bioetanol y jamás se ha considerado esta circunstancia como la causante de las alteraciones de los precios de los cereales.
Consecuentemente, la causa de las alteraciones de precio de los cereales en España, hoy por hoy, no es el consumo de bioetanol. Las causas posibles son otras. A nivel estatal, y según datos de la organización agraria UPA (Unión de Pequeños Agricultoras y Ganaderos), este año se ha dado una baja cosecha próxima a los 19 millones de toneladas, frente a los 21 millones de media de la última década, y de esta producción, únicamente, 183.000 toneladas, es decir el 1%, ha tenido como destino final la producción de bioetanol.
A nivel mundial se han producido diferentes hechos: un aumento en la demanda de cereal por parte de países como India y China; las especulaciones acerca de que Rusia, el cuarto mayor exportador de trigo en el mundo, impondrá restricciones a su exportación, la introducción agresiva en este mercado por parte de numerosos fondos de inversión, etc. ...
En el caso concreto del aumento de precio de los productos lácteos, su motivo no está ligado en absoluto con el precio de los cereales y ha venido provocado por una reducción importante en la producción de leche, por la sequía en dos de los mayores productores mundiales (Nueva Zelanda y Australia) y por la reforma de la PAC (Política Agraria Común) en el caso de la UE.
Podría ser que quien dijo bioetanol, quisiera decir biocarburante y referirse con ello, tanto al bioetanol como al biodiésel, carburante que sí está más extendido tanto a nivel de estaciones de servicio que lo dispensan, como a nivel de empresas e instituciones que han apostado por su utilización. Pero aún en este caso, el biodiésel no puede ser el causante de la subida de precios de los cereales, pues se fabrica a partir de oleaginosas (colza, soja, girasol, palma, ...) y en el caso del Estado esta materia prima se importa en gran medida.
Veamos ahora algunos datos. En el supuesto de que en España todo el bioetanol que se produjese para cumplir los objetivos comunitarios y estatales de uso de biocarburantes, proviniese de cereales autóctonos, se ha estimado que el consumo de estos cereales para producir bioetanol sería en 2007 de un 5,3%. A nivel europeo, esta cifra sería de tan sólo el 1,9%.
El objetivo europeo de utilización de biocarburantes al año 2010 es del 5,75%. Este objetivo será cumplido en principio, tanto por el biodiésel en los gasóleos como por el bioetanol en las gasolinas. Lograr un 5,75% de utilización de bioetanol en las gasolinas implicará la utilización del 3,7% de la producción europea de cereales en el caso del conjunto de la UE y del 7,1% en el caso de España.
Se trata de porcentajes de consumo muy bajos y que difícilmente pueden introducir tensiones importantes en los precios, máxime cuando sólo se han considerado las tierras actualmente cultivadas. Es esperable que la producción aumente, reduciendo aún más este escaso impacto provocado por la mayor demanda de bioetanol. No hay que olvidar que en la última década la Política Agraria Común (PAC) ha provocado grandes recortes en la producción de cereales (en el caso de España, entre los años 2000 y 2005, la producción de trigo y cebada se redujo a la mitad), por lo que hay un potencial importante de recuperación de dicha productividad (recuperación de tierras de retirada y barbechos) y de incorporación de tierras con cultivos susceptibles de ser afectados también por la PAC (remolacha de azúcar, viña, ...).
Por último hay que citar que el bioetanol del futuro, el que se conoce como de segunda generación, se producirá a partir de lignocelulosa; es decir, a partir de paja, de madera o incluso de hierba, por lo que no competirá ni incidirá en los precios de los productos de alimentación.
El bioetanol es un carburante renovable, limpio, que puede ser producido en cualquier lugar del mundo y a partir de un sin fin de materias primas, y que sustituye a un derivado de petróleo, recurso agotable y altamente contaminante. Su introducción es compleja y lo sabemos bien quienes trabajamos en ello, pero es aún más compleja si se crean alarmas sociales infundadas.

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miércoles, 24 de octubre de 2007

Jornada sobre biocarburantes

Biocarburantes aplicados a la automoción.
Fecha: Miércoles 28 de noviembre de 2007
Lugar: Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao
Alameda de Urquijo s/n
48011 Bilbao

Más información: http://www.eve.es/jornadas/jornada_biocarburantes.asp

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El bioetanol también es necesario

Hace 25 años, los motores Diesel estaban reservados para los profesionales del transporte de mercancías y pasajeros o para los que llamábamos viajantes. El resto nos movíamos en vehículos de gasolina porque eran más baratos, más silenciosos y tenían más potencia.
Progresivamente hemos ido asistiendo a lo que se ha dado en llamar, la dieselización del parque. Asistimos a una total adicción al gasóleo y las razones para ello son múltiples: el menor precio del gasóleo, la menor carga fiscal en la compra del vehículo Diesel, la imagen que los fabricantes han vendido del vehículo Diesel como un vehículo de alta tecnología y gran eficiencia, ...

Respecto al precio del gasóleo, es curioso ver cómo un combustible que produce mayores emisiones de contaminantes locales que la gasolina y cuyos costes de producción son semejantes, se vende a un precio inferior. La razón es sencilla, soporta menor carga fiscal por aquello de que no hay que crear un costo adicional al transporte profesional.
Igualmente curioso resulta el hecho de que los vehículos Diesel tienen, en términos generales, un menor impuesto de matriculación que los de gasolina. Me explico. Existen dos tipos impositivos en el impuesto de matriculación: el 7% y el 12%. En el caso de los vehículos de gasolina, el tipo del 12% se aplica a los vehículos con una cilindrada superior a los 1.600 cm3. En el caso de los vehículos Diesel el cambio de tasa se realiza a partir de los 2.000 cm3. Por tanto existe un rango de motores donde los Diesel tienen una ventaja impositiva del 5%. A partir de enero de 2008 este impuesto se modificará. La nueva tasa a pagar al adquirir un vehículo estará ligada a las emisiones de CO2 de dicho vehículo, con lo que nuevamente se favorecerá la compra de vehículos Diesel, pues emiten menor cantidad de este gas en concreto (causante del efecto invernadero pero inerte a nivel local).
La tercera causa de la dieselización es simple: estos motores se han puesto de moda. Y en esto, los fabricantes tienen buena parte de responsabilidad. Se ha vendido el motor Diesel como el motor más avanzado tecnológicamente, y de repente todo el mundo quiere un TDI, un HDI o un JTD. Ya no se analiza la conveniencia económica de adquirir un motor de gasóleo, porque de hecho, estos motores comienzan a tener sentido cuando se realizan más de 30.000 km al año (según estudios realizados por el RACC) y sin embargo están siendo comprados por usuarios con medias anuales muy inferiores a dicha cifra.
Esta situación ha tenido dos consecuencias importantes: la primera, que estamos consumiendo un combustible que contamina más a nivel local (partículas, óxidos de nitrógeno, ...) y la segunda, un importante desajuste entre los combustibles que se producen en refinería y la demanda real. Actualmente en España se produce menos gasóleo del que se demanda y sin embargo, sobra gasolina. Por lo tanto, en términos globales, España importa gasóleo y exporta gasolina.
La situación se hace aún un poco más compleja cuando aparecen en escena los biocarburantes: el bioediésel y el bioetanol. El primero reemplaza al gasóleo y el segundo a la gasolina y ambos son igual de renovables. En principio, cualquier gobierno debería apostar por todas las energías renovables disponibles pues son limpias e inagotables, y el hecho de fomentar una de ellas no es motivo para apartar al resto. Esta debe ser la postura de un gobierno que busca reducir la demanda energética exterior, diversificar las fuentes energéticas y reducir el impacto ambiental derivado de la actividad energética. Así se ha hecho hasta ahora con otras energías renovables, apoyando con mayor esfuerzo a aquellas con mayor dificultad de implantación como la solar fotovoltaica, pero siempre apostando por todas.
Evidentemente, las posturas de los gobiernos no siempre están alineadas con las posturas de las empresas a las que afectan, pues los primeros buscan el beneficio del país y de la sociedad y los segundos, fundamentalmente buscan la rentabilidad económica y la entrega de dividendos al inversor.
El pasado mes de junio, el Congreso de los Diputados aprobó la reforma de la Ley del Sector de Hidrocarburos, estableciendo unos porcentajes mínimos de biocarburantes que deberán contener los combustibles convencionales, para los próximos tres años. Posteriormente, y con motivo del Debate sobre el Estado de la Nación, el Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad una resolución por la que insta al Gobierno a que fije idénticos porcentajes de obligatoriedad de uso, de forma independiente para el biodiésel y para el bioetanol. Respondiendo a esta petición, el Ministerio de Industria está preparando una Orden que desarrolla esta obligación legal.
Es evidente que los operadores petrolíferos propietarios de refinerías, aceptan mejor la introducción del biodiésel que la del bioetanol, pues el primero les ayuda a mitigar su falta de oferta de gasóleo reduciendo con ello la necesidad de importarlo, y sin embargo, el bioetanol, al ser un sustituto de la gasolina, producto del que son excedentarios, les incrementa aún más el problema. El deseo de la AOP (Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos) era el poder cumplir los objetivos marcados introduciendo únicamente biodiésel o mayores porcentajes de biodiésel que de bioetanol.
En mi opinión, el Gobierno Español está actuando correctamente. Todas las energías renovables deben ser fomentadas, porque de otro modo estaríamos perdiendo oportunidades de mejora.
No debemos olvidar que existe un desajuste irracional gasóleo/gasolina. Y aquí es donde está el problema, no en el tipo de biocarburante a promocionar. Debemos trabajar para corregir ese desajuste. Debemos hacer que el Diesel se utilice únicamente cuando realmente se justifique y sobre todo, debemos hacer que tanto el precio del gasóleo como el de los coches que lo consumen, no estén favorecidos salvo quizás, para el caso del transporte profesional. Se trata de un combustible que contamina más que la gasolina, luego debe, cuando menos, soportar la misma carga fiscal, tanto en el combustible como en el vehículo. Hagamos esto, y veremos cómo progresivamente los usuarios particulares vuelven a la gasolina y se comienzan a ajustar las demandas y las ofertas de ambos productos.
Afortunadamente vemos que se ha elegido la receta correcta. Apartar el bioetanol habría supuesto un error garrafal, pues se trata del biocarburante con más futuro, el más limpio y el más homogéneo. Sigamos el ejemplo de otros países europeos, y tratemos a ambos biocarburantes por igual, pero al mismo tiempo ayudemos a los operadores a corregir su desequilibrio, aplicando correcciones en los impuestos vigentes, aplicando criterios más justos y concienciando al ciudadano sobre las bondades ambientales de la gasolina y el bioetanol sobre el Diesel.
A veces temo que nos pueda ocurrir lo mismo que con la pelea que vivimos hace ya unos cuantos años entre los sistemas de vídeo Betamax y VHS. Todo el mundo sabía que el que mejor calidad de sonido e imagen tenía, era el Betamax y sin embargo, triunfó el VHS. Pues bien, es sabido que el bioetanol es más limpio y puede ser obtenido a partir de mayor variedad de materias primas, no permitamos pues, que sólo triunfe el bioediésel. En este caso, ambos deben permanecer, pues ambos son necesarios.

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